sábado, 23 de marzo de 2013

pero hay una voz muy sarcástica

adentro de mi cabeza, y 

es la voz rasposa y sexy de

jodie foster, que me

dice "no te estaras apurando, nena?"

jueves, 31 de enero de 2013

Bueno, negra. Me parece que no te llegan los mensajes, temprano traté de llamarte y tampoco pude, así que te considero imposible de alcanzar en este momento. Pero resulta que tengo ganas de contarle cosas a alguien, y la única persona con la que hablo en serio en el último tiempo sos vos. Espero que no te lo tomes como una carga de responsabilidad tremenda, ni nada, porque no lo es. Pero te cuento, en fin.
Mi vieja salió con un tipo, por primera vez en un montón de tiempo. Evalué su ropa, su maquillaje, le dije que decir y que no decir y además hice flan (para festejar la victoria si vuelve vencedora, o para llenar los pozos del fracaso). Me siento un poco rara. Como que se invierte lo que debería ser. Pero a fin de cuentas, no importa mucho lo que debería ser.
Estaba pensando en la época en la que la gente se mandaba cartas. Y adentro de los sobres, dibujos, fotos, entradas de teatro, boletos de tren. Estaba pensando en que, lo realmente valioso, nadie querría mandarlo por carta. Esa foto tan querida es más probable que termine escondida adentro de un libro polvoriento, que en camino a otra ciudad adentro de un sobre que a su vez viaja adentro de un bolso de arpillera. Por eso, lo que a fin de cuentas prevalecía para el futuro inmediato, era lo banal, y de forma completamente arbitraria. La foto que se mandaba a un amigo o familiar no era aquella valiosa, si no una cualquiera, tomada en cualquier parte y enviada nomás para ofrecer evidencia de una casa nueva, del crecimiento de los hijos.
Entonces, al encontrar esa carta años después, lo que vemos en ella es una prueba de la existencia, pero no de la felicidad.
Bue, no sé, me parece. Estaba pensando mucho en eso, en las cartas, y me di cuenta de que, si bien la carta con la foto, o el dibujo medio feo, o el boleto de tren de un viaje de cierta importancia, pero medio aburrido; si bien esa carta no es una prueba de la felicidad de nadie, la foto escondida en un libro, la flor disecada entre las hojas (para otra cosa inútiles) de la biblia, la entrada de la obra de teatro que cambió la vida de alguien, todos esos papeles escondidos en cajas de cartón, en el fondo de los cajones, entre vidrio y madera, todas esas boludeces que andan por ahí, esas sí son. 

jueves, 17 de enero de 2013

Pensé que te escuché reírte, pensé que te escuché cantar, 
me parece que pensé que te vi intentándolo. 

Póngase a escribir, señorita, me encantaba que me dijeran señorita cuando era chica, después lo odié y ahora me da igual. Póngase a escribir, escriba como antes. Que era sano, era divertido, y nos entretenía a todos. 

y la mirada, la mirada desde muy arriba, y se rasca la nariz, Y haga arte, señorita, que el arte la saca de todos los pozos. si tiene que haber pozos, mejor que sean profundos, ¿no, señorita? que estén bien cavados, con un radio de dos metros en toda la circunferencia, y una profundidad de seis, con la tierra bien apisonada y dura, y sin raíces. No nos podemos permitir raíces, señorita. 

Porque en esta casa también hay una ventana, pero es más chiquita y más baja y no tiene cortinas, pero sí da a una calle, y del otro lado de la calle, también hay un árbol que más o menos a esta hora también deja pasar al sol entre sus hojas. Y la pared allá era más linda, pero acá también está bien. Que se yo. 

domingo, 23 de diciembre de 2012

Me siento muy perdida, y, mientras el tiempo pasa, todo lo que puedo pensar es

(es que, si todo esto fuera un sueño como los que alguna vez tuve y me hicieron tan mal, podría levantar el teléfono y llamarte y decirte del sueño y preguntarte que estás haciendo y vos me dirías que allá andás, cocinando un poco, y yo te diría que salieras, que vieras a tus amigos, y vos me dirías que no tenés ganas.
no puedo parar de pensar en el alivio terrible de despertarme, de llamarte, de saber que puedo llamarte.
nana me contó que soñó que su viejo se moría, y de lo taaan angustiada que se había sentido, y me dieron ganas de darle la cabeza contra algo. todavía la odio un poco, pero no, no, porque es su forma de entender estas cosas, de procesarlas, y me lo contó como un modo de hacerme saber que sentía un poquito lo mismo que yo, y que estaba conmigo. pero todo lo que yo pude ver ahí, todo lo que me dio vueltas en la cabeza fue ese ALIVIO que ella sentía y estoy tan llena de envidia, los odio tanto a todos porque son capaces de ese alivio y yo no.)

nada. 


domingo, 16 de diciembre de 2012

Pasaron dieciséis minutos de las tres de la mañana. No sé que día es. 
Me fijo. Es dieciocho, un dieciocho joven y recién empezado provisto de una madrugada fresca toda llena de árboles moviéndose con el viento. Faltan dos días para mi cumpleaños. Me tomó desprevenida. 
En una época me tenía que poner a hacer cuentas para acordarme cuando cumplía años. Pero hay fechas que no te olvidás más. 
Fue un cinco de diciembre. Hace casi dos semanas, pero parece que pasaron siglos.

Por momentos, está todo bien. Me cago de la risa, sin exagerar, la paso genial.
Por momentos, estoy confundida. No tengo la más puta idea de nada, de que voy a hacer con mi vida, de que quiero.
Por momentos, estoy segura de que todo lo que quiero es desaparecer de la faz de la tierra y no volver a sentir nada nunca.
Y por momentos, la puta que lo parió, por momentos es todo tan injusto, tan triste, tan innecesario. Una mezcla de todavía no poder creerlo, y de yo lo sabía, lo supe desde el principio y no lo dije para no ser yeta,  pero lo sabía, y por ahí si hubiera creído, por ahí si hubiera tenido fe las cosas hubieran sido diferentes

Son las tres de la madrugada del dieciocho de diciembre, pasaron trece días, faltan dos para mi cumpleaños, y otros trece para que se termine este año de mierda.
Hasta el día de la fecha, se pueden contar con los dedos de una mano las veces que llamé a la muerte por su nombre. 

viernes, 7 de diciembre de 2012


Help me if you can, I'm feeling down
And I do appreciate you being round
Help me get my feet back on the ground
Won't you please, please help me

lunes, 26 de noviembre de 2012

Me fui de esta casa cuando tenía trece años. A veces, en las contadas ocasiones en las que vengo a dormir acá, me despierto a la mañana temprano con la cara despejada, sin saber un carajo que voy a hacer con mi vida y teniendo trece años.